«En el principio ya existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios…
y la Palabra se hizo carne» (Jn 1,1.14)
La novedad de la revelación bíblica consiste en que Dios se da a conocer en el diálogo que desea tener con nosotros. La Constitución dogmática Dei Verbum había expresado esta realidad reconociendo que «Dios invisible, movido de amor, habla a los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía». Sin embargo, para comprender en su profundidad el mensaje del Prólogo de san Juan no podemos quedarnos en la constatación de que Dios se nos comunica amorosamente. Verbum Domini nº6.